martes, 19 de febrero de 2008

La vida es corta pero ancha

Cuando empecé a escribir este blog no sabía muy bien adónde me llevaria, no existia un guión preestablecido, solo la necesidad de explicar mis miedos, mis fantasías. Historias de búsquedas, de noches inciertas, de encuentros y desencuentros. Historias de sincronias, asi como tambien historias inconexas, historias de confusiones y de dolores todavía no cicatrizados. En definitiva, historias de vidas. Porque aqui lo importante no han sido las situaciones ni las anécdotas, sino lo que uno aprende de todo ello. Porque como nunca podemos predecir qué pasará con cada relación que emprendemos, para mí lo realmente valioso está en la entrega, en lo que somos capaces de dar y sentir por los demás. Claro que me hubiera gustado que algunas historias tubieran otro final. Me encantaría escribir que aquí, de pronto, de la nada, apareció él con una maravillosa declaración de amor. Ese sería el final perfecto para una película de amor, pero la vida no es así y lo que pudo haber sido solo se transformó en un recuerdo. Por eso, lo importante no es que las cosas resulten, sino atraverse a vivirlas, el aventurarnos sin certezas, guiándonos simplemente por la intuición en la búsqueda del amor. Nunca he tenido limitaciones al escribir, es la única manera de despojarse de las mascaras, mostrando mis vulnerabilidades y aprendiendo a superarme, reconciliandome con mis propios miedos y errores. Por lo tanto si escribir es volver a revivir emociones pasadas, debo reconer que algunas han vuelto a doler, otras solo han molestado y la gran mayoría me han sacado una tremenda sonrisa por toda la intensidad que quedó atrapada en este papel. Yo por mi parte seguire escribiendo e intentando justificarme a través de la intensidad. A veces lo logro otras no, pero cada mañana al ver como sale el sol desde mi cama una dulce satisfacción me arropa la espalda y me doy cuenta que solo hay una manera en que me interesa vivir mi vida y, esa es, viviéndola plenamente.